Un cuento del Bhagawat Purana:
Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad. El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo: «¡Qué tranquilidad ...! Ahora todo el cielo me pertenece».
Decía un monje Zen: «Cuando se incendió mi casa pude disfrutar por las noches de una visión sin obstáculos de la luna».
Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad. El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo: «¡Qué tranquilidad ...! Ahora todo el cielo me pertenece».
Decía un monje Zen: «Cuando se incendió mi casa pude disfrutar por las noches de una visión sin obstáculos de la luna».
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